Inmersa en mundo de hombres

Por Ernesto Landa

Mucho hemos leído acerca de los estereotipos de género y como ciertas profesiones se han convertido “exclusivas” de uno u otro. Es así como se empezaron a crear obstáculos, tanto para hombres como a mujeres, al momento de decidir qué carrera estudiar.

Tal es el caso de Haydé Martínez, de 23 años, estudiante de la carrea de Ingeniería en Sistemas Computacionales e interna en una empresa de tecnología. Quien desde el momento en qué decidió cuál sería su rumbo profesional, fue criticada, pero eso no le impidió seguir sus sueños.

El gusto por el mundo de la ingeniería comenzó en ella mientras estudiaba el bachillerato. Al mismo tiempo, ella trabajaba en una empresa dedicada a la seguridad y el dueño de la misma era ingeniero industrial. Haydé se sorprendió al ver que él tenía su propio negocio y ver que era una persona muy inteligente y preparada. Fue en ese momento cuando ella decidió que eso era lo que ella quería  “ser de grande”.

De esta manera ella dio el primer paso, inscribiéndose a la carrera de Ingeniería Industrial. Sin embargo, por diferentes razones, entre ellas el gusto que tiene por las computadoras, decidió abandonar la carrera de Industrial y  hacer “borrón y cuenta nueva” y se enroló en la carrera de Ingeniería en Sistemas Computacionales.  A lo que ella considera una de las mejores decisiones que pudo haber tomado en su vida.

En un inicio le fue muy complicado entablar relación alguna con sus compañeros de escuela. Como es de esperarse, en su gran mayoría eran hombres y éstos la trataban con lástima, pensando “pobrecita cree que puede estudiar ingeniería como nosotros”. Sumándole que algunos de ellos ya tenían conocimientos previos en la carrera y ella conocía muy poco.

Esto no fue un obstáculo para Haydé, al contrario, ella lo vio como una oportunidad y gran motivación. Decidió empezar a estudiar por su cuenta y ponerse al corriente. Durante los dos primeros cuatrimestres de la universidad, llegaba desde temprano y se iba directo a la biblioteca en busca de información y libros que le ayudaran a comprender un poco más de la carrera.

Era tanta su motivación, que a través de constancia en el estudio, dentro y fuera del salón de clases, se convirtió en el mejor promedio de su generación. Empezó a sentir resentimiento por parte de sus compañeros, pues cómo una mujer podía ser “más inteligente” que los hombres en una carrera “exclusiva” para este género.

Comentarios como “sacas buenas calificaciones porque eres mujer y le gustas al profe”, “vas a terminar solamente como maestra de matemáticas”, “en la vida real no sirve de nada ser tan inteligente”, son los que Haydé lidiaba, sin embargo, ella ignoraba por completo todo lo que le decían y nunca dejó que esto la afectará.

Su motivación nunca fue demostrarles ni a ellos ni a nadie nada. Ella platica que a la única persona a la que hay que demostrarle de lo que somos capaces es a uno mismo. “Soy mujer y puedo hacer lo que me proponga”, comenta.

Fue gracias a su desempeño como una de las mejores estudiantes que una empresa transnacional de tecnología la invitó a formar parte de ellos como interna, en la cual sigue laborando después de poco más de año y medio de haber recibido esta gran oferta.

Sin embargo, en el trabajo tampoco fue exenta de escuchar comentarios “machistas”, tales como “te contrataron porque estás bonita”, “no sabes nada”. Éstos se los decían en su cara y por mucho tiempo le hicieron sentir muy mal, a tal grado que empezó a dudar de sus habilidades y capacidades como ingeniero.

Una de las experiencias que más ha marcado su carrera profesional fue cuando un colega de ella le dijo que su lugar no era ahí, que ella pertenecía a la cocina y no iba a soportar ese mundo, que mejor se saliera cuanto antes.

A pesar del trato de sus compañeros de trabajo, ella no se dejó vencer. Posteriormente, Haydé tuvo la oportunidad de cambiar de organización, dentro de la misma empresa, a un grupo donde había más equidad de género y oportunidades.

Estando en su nuevo puesto, ella se encontró al compañero que le había dicho que no pertenecía a ese lugar, y le dijo “yo sabía que sí lo ibas a lograr, siempre lo supe”. Diciendo esto, él mismo se contradijo. Haydé ahora recuerda este suceso con una sonrisa en su cara.

A través de constancia, respeto y superación personal, ella ha demostrado que ha llegado sobresalir y llegar tan lejos en un mundo “exclusivo” de hombres por sus conocimientos y su esfuerzo. Haydé quiere llegar muy lejos y estar inmersa en un mundo “pensando” para hombres, no será lo que la detenga.

Ser una mujer ingeniero no es fácil

Por Haydé Martínez

Ser una mujer ingeniero no es fácil. He escuchado esta frase desde el día que decidí convertirme en Ingeniera, pero todas mis colegas de profesión hemos logrado demostrar que esta frase es falsa.

Es cierto que aún seguimos siendo una minoría en el campo de las Ingenierías, pero también es cierto que podemos llevar a cabo nuestra profesión igual o mejor que un hombre.

Yo siento que puedo cambiar el mundo, tengo muchas habilidades y quiero que mis habilidades sean utilizadas. Me enamoré de la programación desde mi primer programa que solo imprimía “Hola Mundo!”, ese sentimiento disparó algo dentro de mí y entonces supe que nada nunca me iba a detener.

Soy muy comprometida, no me rindo, amo los retos y estoy segura que cambiaré al mundo y mi nombre hará historia.

Acerca de Ernesto Landa

Adicto a las redes sociales de Twitter (@ernestotuitero) e Instagram (@ernestoinstagramero) pues me gusta mantenerme en contacto con el mundo exterior, aunque sea por Internet. Egresado de la licenciatura en Ciencias y Técnicas de la Comunicación, con especialidad en Periodismo en el Siglo XXI, de la Universidad del Valle de Atemajac, en Guadalajara, Jalisco, México. Aprovechando este espacio como un lugar de esparcimiento y recreación para mi mente y dedos.
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